Por lo general esta semana, como cualquier otra, ha ido normal, pero durante la estancia en un colegio siempre hay cosas que comentar.
En este caso me gustaría comentar algo que me llamó la atención a principios de la semana. Como comenté en la entrada de contextualización en el centro se está llevando a cabo un proyecto de etapa sobre Fernando de Magallanes. Entonces para saber más sobre este personaje histórico se decidió hacer un día de cine para todos los cursos y proyectar una película de animación del personaje. Lo que me sorprendió de esto fue que yo esperaba que los alumnos y alumnas estuvieran motivados y contentos, con ganas de ver una película ya que es algo que se sale de su rutina y que, supuestamente, les gusta, pero para mi sorpresa estos utilizaron este tiempo para hablar con sus compañeros, sin prestar nada de atención a la pantalla, y comer palomitas (proporcionadas por el AMPA). La maestra, al ver la nefasta acogida de la actividad, decidió parar la película y repartir fichas de dibujos relacionados también con Fernando de Magallanes.
Valorando la situación y pensando que se podría hacer para que funcionara en un futuro, tal vez intentaría antes hablar más de la película con los alumnos y alumnas, incluso ponerles unas preguntas sencillas que se respondan viéndola, entre, seguramente, muchas otras cosas que se puedan hacer.
Otra situación que considero importante ha sido que, a lo largo de la semana, me han encargado la tarea de hacer una prueba de velocidad lectora a todos los segundos. Esta consistía en ver cuantas palabras leían los alumnos y alumnas en un minuto habiendo un total de 60 palabras. Lo vi algo que podía ser normal dentro del cursos en el que estoy, pero me han comentado que la finalidad de estas pruebas es ver con qué nivel seguir en el siguiente curso, ya que se pensaba que el alumnado iba a promocionar con una nivel bajo de lectura. Para sorpresa de todos, los estudiantes (en su mayoría) han superado con creces la pruebas de tal forma que hasta les sobraba tiempo. También es cierto que muchos de ellos leen por sílabas, sin entonar la lectura o sin pararse lo suficiente en puntos y comas, pero por lo general estamos bastantes contentos con los resultados obtenidos.
Por otro lado, uno de los días de esta semana mi tutora no puedo asistir. Me lo comentó el día anterior y me dejó una hoja con las instrucciones de lo que tocaba hacer al día siguiente. Esos día son los que realmente te acercan a la profesión porque, aunque vinieron docentes para sustituirla en la diferentes horas, yo me sentí la responsable de la clase ese día. Incluso estuve con ellos sola una hora.
Aunque era algo que ya muchas gente dice y comenta, en esos momentos es donde te das cuenta de lo complicado que es tener a tu cargo a veinte niños y niñas de 7-8 años. He de decir que podía haber sido peor, pero en general fue bien. Es una clase que suele ser muy participativa pero deben aprender a respetarse unos a otros. También está claro que no por ser más pequeños son menos astutos, con esto me refiero a que saben como actuar dependiendo de la persona con la que están. Cuando están con alguien que no conocen mucho y no está su maestra, la disciplina va disminuyendo y se sienten más libres de hacer lo que quieren. Algo sorprendente fue ver a uno de los alumnos más fuertes, con más seguridad (a la vez que pasotismo), llorar por no querer hacer una de las actividades. La maestra que sustituía a la tutora puede que me diera la clave con esta frase: "es que su seño no está". Además, cuando se lo comenté al día siguiente a la tutora hasta se sorprendió. A lo mejor pudo ser una forma de expresar que de verdad echaba de menos a "su seño".
Otra situación que considero importante ha sido que, a lo largo de la semana, me han encargado la tarea de hacer una prueba de velocidad lectora a todos los segundos. Esta consistía en ver cuantas palabras leían los alumnos y alumnas en un minuto habiendo un total de 60 palabras. Lo vi algo que podía ser normal dentro del cursos en el que estoy, pero me han comentado que la finalidad de estas pruebas es ver con qué nivel seguir en el siguiente curso, ya que se pensaba que el alumnado iba a promocionar con una nivel bajo de lectura. Para sorpresa de todos, los estudiantes (en su mayoría) han superado con creces la pruebas de tal forma que hasta les sobraba tiempo. También es cierto que muchos de ellos leen por sílabas, sin entonar la lectura o sin pararse lo suficiente en puntos y comas, pero por lo general estamos bastantes contentos con los resultados obtenidos.
Por otro lado, uno de los días de esta semana mi tutora no puedo asistir. Me lo comentó el día anterior y me dejó una hoja con las instrucciones de lo que tocaba hacer al día siguiente. Esos día son los que realmente te acercan a la profesión porque, aunque vinieron docentes para sustituirla en la diferentes horas, yo me sentí la responsable de la clase ese día. Incluso estuve con ellos sola una hora.
Aunque era algo que ya muchas gente dice y comenta, en esos momentos es donde te das cuenta de lo complicado que es tener a tu cargo a veinte niños y niñas de 7-8 años. He de decir que podía haber sido peor, pero en general fue bien. Es una clase que suele ser muy participativa pero deben aprender a respetarse unos a otros. También está claro que no por ser más pequeños son menos astutos, con esto me refiero a que saben como actuar dependiendo de la persona con la que están. Cuando están con alguien que no conocen mucho y no está su maestra, la disciplina va disminuyendo y se sienten más libres de hacer lo que quieren. Algo sorprendente fue ver a uno de los alumnos más fuertes, con más seguridad (a la vez que pasotismo), llorar por no querer hacer una de las actividades. La maestra que sustituía a la tutora puede que me diera la clave con esta frase: "es que su seño no está". Además, cuando se lo comenté al día siguiente a la tutora hasta se sorprendió. A lo mejor pudo ser una forma de expresar que de verdad echaba de menos a "su seño".
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