domingo, 15 de marzo de 2020

Excursión a Monachil

El miércoles pasado fuimos de excursión al yacimiento arqueológico del Cerro de la Encina en Monachil. El Ayuntamiento de dicha localidad tiene preparada una ruta especial teatralizada para niños pequeños, como podemos ver en su web. Esta salida fue propuesta por una de las maestra que vive en dicha localidad.

Como en la anterior salida, a pesar del tiempo que había pasado desde que se le entregó la autorización al alumnado y de dar un plazo de entrega, los maestros y maestras tuvieron que aceptar autorizaciones y dinero el mismo día.

La salida duraba todo el día, es decir, saldríamos a las nueve de la mañana y estaríamos de nuevo en el centro a las dos de la tarde, pero hubo que retrasar la salida porque muchos de los alumnos y alumnas llegaron tarde, aún sabiendo que el día anterior fueron todos los primeros y que debido a que llegaron más tarde se perdieron algunas actividades. Por ello, las instrucciones del día antes de la excursión fueron claras: puntualidad, gorra, crema solar y manga corta, ya que nos esperaba un día muy caluroso.

Nos desplazamos hacia allí en autobús, el camino era relativamente corto (de media hora a cuarenta y cinco minutos dependiendo del tráfico). Además, los alumnos con sus canciones lo hacían más ameno.

A la llegada nos dirigimos al Ayuntamiento de Monachil donde tienen una sala con algunos posters explicativos y restos arqueológicos como cerámica o un esqueleto.



En este lugar, la guía explicó algunas cosas acerca de la cerámica y las costumbres de nuestros antepasados al alumnado, y cuando acabó nos pusimos en camino al Cerro de la Encina.

De la ruta he de decir que deberían de asegurarla y más sabiendo que tiene una actividad dedicada a niños pequeños, ya que en muchas partes del camino este se estrechaba y a los lados había hueco por donde los infantes podían caer, por lo que era algo peligroso y tendría que haber más barandillas para prevenir.


Durante la ruta la guía iba explicando partes de la zona que eran interesantes para los alumnos y alumnas, pero estas explicaciones se hacían demasiado extensas para niños tan pequeños que pronto dejaban de atenderla.

Avanzando por el camino se empezó a teatralizar la ruta mediante la aparición de un cavernícola que contaba una historia sobre "la tribu diente de oso", la cual al ser aún nómadas tenían que ir buscando nuevos territorios donde hubiera alimento y agua, por eso llegaron hasta allí. El cavernícola nombró jefa a una de las alumnas a la cual ahora había que seguir.


Seguíamos el camino pero parábamos en demasiados sitios con demasiadas explicaciones muy largas que hacían que nos demorásemos más en llegar a los resto arqueológicos que era lo último y más interesante de la visita. Además, el alumnado estaba cansado por el calor y el hambre, por lo que tuvimos que parar a mitad de camino.


Después de comer se llevó a cabo un pequeño juego que consistía en tirar con un tirachinas a la tapa de una sartén, este se hacía de cuatro en cuatro.


Por último llegamos al yacimiento, el cual no estaba tampoco muy adaptado para que subiesen niños y niñas, pero con ayuda todos conseguimos subir y poder verlo.


Allí se teatralizó cómo hacían nuestros antepasados para velar a los difuntos pidiendo a los dioses por ellos.


Durante el camino podíamos ver carteles explicativos como este:






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